1/9/07

Entre las columnas de Paco Umbral...




LA MADRAZA...

LA GRAN UBRE femenina,
el niño que bloquea un pecho como un balón y se alimenta.
Occidente es feliz en los anuncios,
la cultura del consumo se repite en los anuncios.
En la publicidad podemos vernos tan felices,
tan guapos y tan sanos como somos.
De ahí la fascinación de la publicidad.
Presenta un mundo que es el nuestro, o lo parece.
Luego, a vuelta de hoja, viene el hambre,
la miseria, la enfermedad, la muerte.
Pero basta con no pasar la página o pasarla de prisa
. La pobreza se ha vuelto exótica para nosotros.
Una foto de pobres orientales es como una foto de mandriles.
Algo que también decora y enriquece una revista.
La miseria es un reportaje exótico, un sueño malo y ligero.
Ni miramos.
La realidad es el bienestar, el exceso, la abundancia,
la belleza, la felicidad, la alegre maternidad.
Y si esto es lo real, lo otro, el hambre,
tiene que ser mentira.
No pueden existir dos verdades.
¿No pueden?
La verdad somos nosotros. (Y la mentira).
Que aproveche, campeón


... Y LA MADRASTRA

EL HAMBRE es la madrastra
de los niños negros,
de los niños pobres,
de los niños indios,
de los pobres niños.
El hambre es una madrastra
que da sueño,
que da fiebre,
que cuida sus pequeños muertos hasta el final,
el hambre no sabe qué es el Tercer Mundo,
pero el hambre come de media humanidad,
de toda la humanidad infantil,
y esto no lo han resuelto los curas.
Los curas saben cómo evitar el aborto,
pero no saben cómo alimentar luego a ese niño,
o no quieren.
El hambre, la madrastra,
una variante de la muerte, la muerte misma,
cómo reúne a sus niños en un sueño de lecho y de fiebre.
El mundo lo sabe y calla.
Por la tele anuncian mil marcas de leche infantil.
Se les olvida siempre esa leche de madrastra que es el hambre.